Personalidad...Todos deseamos tener una personalidad atrayente. A menudo nos preguntamos: ¿por qué soy así?
Tenemos complejos, deseamos triunfar, tener condiciones... Tanto la persona introvertida como la extrovertida tiene cosas que superar.
Cuando contemplamos a Jesús en su pureza nos damos cuenta que estamos llenos de defectos, pero: ¿Es posible ser diferentes? ¿Es posible cambiar el carácter?
Nuestra ansiedad, nuestros pensamientos, sentimientos y acciones malas, deforman nuestro rostro.
Cierto pintor hizo un cuadro representando la inocencia. Para ello utilizó de modelo a un niño, al que pintó orando al lado de su madre. Sus mejillas rosadas atestiguaban su salud perfecta. Sus ojos azules levantados expresaban devoción. El artista quedó tan encantado con su obra que la dejó allí mismo en su propio estudio.
Muchos años después, quiso pintar otro cuadro representando el crimen. Fue hasta la cárcel para buscar un modelo. Allí halló a un criminal sujeto con cadenas en el suelo húmedo de su celda. En aquel cuerpo gastado, en sus mejillas lívidas y sus ojos hundidos, estaba reflejada la angustia y el vicio. Después de pedir la debida autorización y acompañado con un guardia, llevó dicho preso hasta su estudio. Al principio el preso sonreía contento, pues había encontrado una variante en su aburrida vida. Luego sus ojos se posaron en aquel cuadro del niño orando junto a su madre. Y repentinamente prorrumpió en llanto. El pintor, desconcertado, preguntó la razón de su actitud, y el preso, desconsolado, señalando la mujer del cuadro le dijo: "Esa es mi madre y yo soy ese niño inocente que Ud. pintó hace tantos años, pero el pecado y el vicio me transformaron, haciendo de mí lo que ahora soy".
Tales son las consecuencias del pecado, tanto en el cuerpo físico como en el ser moral y espiritual de cada hombre.
EL ROSTRO PRIMERO Y POSTRERO DEL HOMBRE
Cuando el hombre salió de las manos del Creador, era el sello de la perfección moral y espiritual. "Le has hecho poco menor que los ángeles..." Salmos 8:5-6.
Todo en él era perfecto, sus movimientos su mirada, su porte, su personalidad y su carácter. Su voz era dulce y armoniosa. Sus sentimientos, pensamientos y emociones, eran semejantes a Dios.
El pecado trastornó la felicidad original del hombre (Génesis 3: 17,18).
A partir de ese momento se produjeron espinas y cardos, pero no solamente en la tierra sino también en el corazón del hombre. Se produjeron las plantas venenosas del mal: orgullo, envidia, celos, rebelión, codicia, desobediencia, etc..
La personalidad del hombre quedó deformada, su carácter se corrompió. "Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud... esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados" Isaías 59:9-12.
El hombre quedó separado de Dios, condenado a muerte. "Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" Isaías 59:2
El hombre perdió su justicia original - perfección o rectitud-, ésta fue sustituida por una justicia humana. "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades, nos llevaron como viento" Isaías 64:6.
¿Qué significa justicia?
Llenar la medida exigida por Dios. Por justicia original, se comprende, la perfecta armonía que el hombre tenía con la Ley de Dios, cuando fue creado. Pero, por el pecado, el hombre quedó incapacitado de alcanzar la grandeza y la perfección de la Ley. Basta un mal pensamiento o un solo acto egoísta para alejarnos de la perfecta justicia divina.
No hay justicia aceptable o suficiente en la religiosidad, moralidad, obediencia y buenas obras del hombre: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" Romanos 3:23.
Considera la situación de un hombre que robó en un banco. La policía lo busca para detenerlo, pero él reparte el dinero a los pobres, los huérfanos, y hace obras de bien. ¿Quitan las buenas obras su culpa? o, ¿pueden anular la orden de captura? No. La ley exige que sea juzgado y condenado. Del mismo modo sucede con nosotros. Las buenas acciones no pueden cubrir nuestra culpabilidad pasada. Necesitamos la gracia de Dios.
LOS CUATRO MAYORES MILAGROS EN NUESTRA VIDA
Dios desea salvar al hombre, y restablecer su personalidad original haciendo cuatro milagros en su vida. Estos milagros están mencionados en 1 Corintios 1:30: "Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención".
EL PRIMER MILAGRO: EL LLAMADO DE DIOS A SER JUSTOS
Veamos todo lo que hace Dios al operar en el llamamiento del hombre:
EL SEGUNDO MILAGRO: LA JUSTIFICACIÓN
Declarado justo, a pesar de ser culpable.
Cristo imputa, o sea, anota, sus méritos a nuestro favor.
El hecho de que siendo Dios se hizo hombre, vivió una vida pura, murió en nuestro lugar como sustituto, y resucitó de los muertos hace posible nuestra justificación.
Por su vida perfecta -sin pecado- pudo satisfacer la medida o exigencia plena de la Ley. "Porque lo que era imposible para la ley... Dios enviando a su Hijo... condenó al pecado en la carne, para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros..." Romanos 8:3-4.
Cristo pagó con su muerte, la culpa que nos tocaba pagar a nosotros por nuestras transgresiones. "Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino, mas Jehová cargó en Él, el pecado de todos nosotros" Isaías 53:5-6.
En una tribu indígena se comprobó que la noticia de cualquier plan, llegaba rápidamente a otra tribu rival. El cacique ordenó que diesen veinticinco azotes al que hacía filtrar dichas informaciones. A los pocos días descubrieron que era la propia madre del cacique quien llevaba informaciones a otra tribu. Ahora éste se encontraba ante un terrible dilema; si perdonaba a su madre, violaba su propia ley y perdía el respeto de sus súbditos; y si la mandaba flagelar, perdería ella allí su vida. ¿Qué hizo entonces? El mismo cacique se colocó para recibir los azotes, en lugar de su madre. Así cumplió la ley. Eso es lo que hizo Jesús. Ocupó mi lugar en la cruz.
La aceptación de ese acto de Dios en nuestro favor, mediante la fe, mueve a Dios a declararnos justos. A eso se denomina justificación (justicia imputada).
¿Cuál es el resultado?
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo" Romanos 5:1.
¿Qué es, entonces, justificación?
Cada uno tenemos una página en el registro divino, donde figura nuestro nombre, y todas las acciones, buenas y malas. Al aceptar a Cristo en mi corazón, su amor me lleva al arrepentimiento. Luego Él intercede por mí ante el Padre, y por su sangre derramada, son borrados todos mis pecados. Jesucristo acredita sus méritos en mi favor, entonces aparezco como si nunca hubiese pecado.
BENEFICIOS DE LA JUSTICIA IMPUTADA
Imputada significa: Concedida, regalada, otorgada sin costo, algo anotado a nuestro favor, un crédito.
Jesús utilizó una parábola para ilustrar la obra de la justificación en Lucas 18:10-14.
"Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido".
TERCER MILAGRO: LA RESTAURACIÓN DEL ROSTRO PERDIDO
El hombre no puede cambiar su carácter por su propio esfuerzo. Jeremías 13:23, dice: "¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, estando habituados a hacer el mal?" Pablo exclama: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" Romanos 7:24.
Paralelamente a la obra que Dios hace por nosotros al declararnos justos; hace otro milagro, en nosotros, al otorgarnos el Espíritu Santo.
A eso se lo denomina santificación (justicia impartida). "Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" Efesios 4:24.
La santificación consiste en un cambio de mente y de corazón. "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" Ezequiel 36:26-27.
El cambio de corazón nos habilita para obedecer la santa Ley de Dios. "Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré". Y añade: "Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones" Hebreos 10:16-17; (Isaías 51:7).
Cuando Cristo mora en nuestro corazón, lo purifica, mediante su Santo Espíritu, implantando en nosotros una nueva naturaleza. "...Y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" Gálatas 2:20. Lee en tu Biblia Colosenses 3:5-10.
Un profesor notó que en la habitación de uno de sus alumnos estaban las paredes empapeladas con cuadros y figuras indecentes. Pensó decirle a dicho alumno que retirara aquello, pero de pronto se le ocurrió otra idea mejor. Compró un bello cuadro con el rostro de Jesús y se lo regaló, haciéndole prometer que lo colocaría en su habitación. El joven así lo hizo, pero al colgarlo notó que no armonizaba con aquellas otras láminas indecentes alrededor. Pensó un momento, e inmediatamente arrancó las mismas y dejó solamente el cuadro con el rostro de Jesús.
La santificación comprende un cambio total del hombre. "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" 1 Tesalonicenses 5:23. Las tres dimensiones del ser humano deben cambiar.
Las buenas obras son el resultado de la justificación y no la base para conseguirla. Sentiremos deseos de obedecer por gratitud y amor al que tanto nos ha dado. "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras..." Efesios 2:10.
Jesucristo ilustró esto con el ejemplo de la vid: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" Juan 15:5.
CUARTO MILAGRO: LA REDENCIÓN O LA GLORIFICACIÓN
¿QUÉ PUEDO HACER PARA QUE JESÚS REALICE ESTOS MILAGROS EN MI VIDA?
EL PLAN DE DIOS ILUSTRADO EN LA PARÁBOLA DEL HIJO PRODIGO
En Lucas 15:11-24, se relata la historia del hijo pródigo. En cada detalle se proyecta la maravillosa obra de salvación hecha por Dios en favor nuestro.
LA HISTORIA DEL HOMBRE
El hijo en la casa: Adán en el Edén
Abandona el hogar: La caída del hombre
Gastó todo; miseria: La degradación moral
Dura servidumbre: La esclavitud del diablo
Volviendo en sí: La obra del Espíritu Santo
Me levantaré e iré: Reconocimiento de la culpa
El abrazo del padre: La justificación
El manto del padre: La justicia imputada de Cristo
El cambio de ropas: La santificación
La fiesta: La glorificación del creyente
LOS TRES GOZOS DEL CREYENTE
Al aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor, somos justificados y como resultado obtenemos el GOZO DE LA SALVACIÓN (Salmos 51:12)
La obra de Dios continúa en el hombre al promover nuestra santificación y ¡qué maravilloso! "...Él da el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2:13). Si permitimos que Jesús actúe en nosotros, recibiremos el GOZO DE LA OBEDIENCIA. Y diremos como David: "tu Ley es mi delicia" Salmos 119:174.
Cuando se complete el cuarto milagro -la redención- y estemos definitivamente con Jesús en su reino, tendremos EL GOZO ETERNO. "...y gozo perpetuo será sobre sus cabezas..." Isaías 35:10
¡Qué maravillosa es la obra de Dios! A este mensaje se le denomina Evangelio, "buenas nuevas", una noticia que nos hace realmente felices.
Sí, Él desea llenar de gozo nuestra vida, dándonos la certeza de ser hijos de Dios, el gozo de la salvación, el amor a su Ley, mediante el gozo de la obediencia; y la vida eterna en un gozo sin fin.
¿Deseas tú también recibir estos regalos de Cristo en tu vida? Entonces, díselo a Dios, ahora mismo, en una breve plegaria. Ahora todas las promesas de Dios son tuyas, pues Él te ama, y ¡puedes sentirte muy feliz!