Quizá sea el amor de una madre uno de los ejemplos más nítidos de lo que es realmente un amor verdadero. Un amor sin límites, sin prejuicios, sin temores, que lo da todo por el ser amado.
Los montañeses de Escocia acostumbraban cargar con sus niños cuando iban para sus faenas agrícolas o para el pastoreo de sus ovejas. Los más grandecitos se entretenían jugando en la ladera. A los más pequeñitos los dejaban durmiendo en cestos. Sucedió un día que una enorme águila tomó entre sus garras uno de esos cestos y voló a grandes alturas hasta depositarlo en un picacho inaccesible.
Allí estaba la pobre criaturita expuesta a mil peligros. Un agricultor fornido y experimentado trato de subir hasta donde estaba el cesto, pero la subida era demasiado empinada. Un tosco montañés también intentó subir, pero pronto había desistido de su propósito. A poco se vio a una mujer haciendo grandes esfuerzos y a pasos muy lentos ascendía a la cúspide. Nadie se imaginaba cómo podía hacerlo pero lo cierto es que cada instante se acercaba más y más hacia el lugar donde estaba el cesto. Abajo la contemplaban emocionados. Llegó, tomó al niño entre sus brazos, y emprendió el regreso. Al llegar a un sitio seguro, levantó al niño en alto y le dio gracias a Dios. Todos prorrumpieron en aplausos. Te imaginas seguramente quién era esa mujer, era la madre. El amor de la madre puede ser un tenue ejemplo de lo que Jesucristo hizo por nosotros en prueba de su inmenso amor.
No hay mayor poder que el amor
El tema más cantado y más comentado por los poetas. El amor es la suprema virtud (1 Corintios 13:13).
Los bebés deben recibir el amor de sus madres. René Spitz, un psiquiatra americano, investigó a niños que estaban en asilos separados de sus padres. Después de pocas semanas, ya no avanzaban en su desarrollo. Estaban en sus camitas y gritaban. Después de tres meses, aunque más tranquilos ya, no comían regularmente. Estaban sentados con ojos grandes, inmóviles en sus camas. Adelgazaron, y su estado de salud desmejoró al punto de hallarse en condiciones de contraer cualquier tipo de enfermedad y morir. A otro grupo de niños le dieron la misma alimentación, estaban en condiciones similares, pero recibían cariño y atención personal. Estos progresaron bien en su desarrollo y estaban sanos. El amor es el alimento del niño y anhelo del joven. ¡Cuántos se han quitado la vida por desilusiones! No aman ni se sienten amados. El amor, es el sostén del anciano.
AMOR, ESCRITO CON SANGRE
Desde el mismo momento que Dios creó a Adán le contó de la rebelión de Satanás en el cielo y de los planes que se había fraguado para hacerlo pecar. Adán no ignoraba los propósitos del enemigo de Dios. Fue informado, que en el instante que desobedeciera a los requerimientos del Padre el resultado iba a ser la muerte. Cuando Adán violó la orden de Dios su naturaleza se transformó instantáneamente. Sus inclinaciones e impulsos eran atraídos de continuo hacia lo malo. La advertencia había sido clara. El hombre, tenía que morir. El hombre se transformó en un ser cruel, ingrato, despiadado, corrupto, orgulloso y egoísta. Era la nota discordante de todo el universo infinito. No cabe duda que merecía la muerte ya que la semilla del pecado y de la rebelión estaba sembrada en su corazón.
¿Cómo actuó Dios ante tales circunstancias?
La Biblia dice: “porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10. Sí, esta es la mayor demostración de amor que un hombre haya conocido jamás.
“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él” 1 Juan 4:9.
No era Cristo el que tenía que morir, no era él el que tenía que sufrir. Éramos tú y yo, por nuestros pecados y maldades, pero por su muerte hoy tenemos vida y vida en abundancia, tenemos el perdón de los pecados que cometemos a diario y la bella y segura promesa de la vida eterna.
Hoy, aquí y ahora podemos ser llamados hijos de Dios
Podemos recibir el espíritu de adopción y clamar ¡Abba Padre! (Padre mío, Romanos 8:15) ¿Cómo podremos agradecerle a Dios por su gran misericordia? ¿Cómo le puedo demostrar que yo lo amo? Haciendo lo que nos pide. Por eso dijo Jesús: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” Juan 14:15
No podemos comprar el cielo con lo que hacemos
La salvación es un regalo de Dios (Gálatas 2:16). No obstante, la obediencia es la obra de Dios “en el hombre”, por el Espíritu Santo como garantía de nuestra salvación. Seguir el ejemplo de Jesús por el poder del Espíritu de Dios significa salvación. “Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió lo que es la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que lo obedecen” Hebreos 5:8-9.
Dios no desea imponernos una obediencia forzada porque ese no es su método de trabajo. La esencia y el resumen de los diez mandamientos es el amor. El amor es la fuerza motriz para obedecer a Dios.
¿Cuál es el resumen y la esencia de los mandamientos?
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” Mateo 22:37-40.
En el mismo hecho de que El Señor escribiera sus mandamientos en dos tablas y no en una sola se reflejan las dos dimensiones que cubren sus preceptos. Cabe recalcar la pregunta:
¿Por qué Dios dio a Moisés dos tablas en lugar de una sola?
En la primera tabla, se encuentran los primeros cuatro mandamientos y responden a la pregunta ¿Cómo amar a Dios? Esto sería amor en la primera dimensión.
En la segunda tabla, se encuentran los seis últimos mandamientos relacionados con nuestro prójimo. Esta sería la segunda dimensión del amor.
AMOR EN LA PRIMERA DIMENSIÓN
En los primeros tres mandamientos demuestro mi amor a Dios colocándolo en primer lugar, por encima de nuestros intereses materiales, apetitos, vanidad, honor personal, etc.
Si para nosotros es más importante otra cosa que Dios, estamos quizás haciendo otros dioses y faltamos al amor. No adorándolo como nosotros pensamos, sino como Él lo desea, en espíritu y en verdad. Tratando su nombre con respeto y reverencia.
En el cuarto mandamiento: “Acuérdate del día sábado para santificarlo...” Éxodo 20:8-11 amamos a Dios organizando desde el primer día de la semana nuestro trabajo, de modo que el séptimo día lo podamos dedicar totalmente al Señor. Recordando con gratitud la obra creadora de Dios (Salmos 118:24), en dos aspectos.
• En lo material: gozar de la tranquilidad del día de reposo en la naturaleza.
• En lo espiritual: en la nueva creación, es lo que Cristo hizo en mí. Que no sea simplemente un descanso material, sino que Cristo, el autor y dueño del sábado, sea nuestro descanso espiritual, por su obra de justificación (Hebreos 4:1-2, 9-10). Que cada sábado sea un preludio de la vida eterna.
El mandamiento comienza diciendo, “acuérdate” esto significa que debemos planificar al comienzo de la semana nuestro trabajo de tal modo que tengamos ese día libre. Te sugiero probarlo este próximo viernes. La mujer que atiende la casa, ya puede adelantar ciertas cosas el jueves. El viernes es un día de bastante trabajo, pues debe quedar la casa limpia para el sábado. Se prepara alguna comida que se pueda guardar con facilidad, y el sábado se la pueda calentar. El viernes por la tarde nos bañamos y nos cambiamos de ropa, pues ha llegado un día especial en el que tenemos un encuentro con Jesús. Al ponerse el sol nos juntamos en el hogar, –siempre que otros compartan nuestra fe, sino nos retiramos a un lugar tranquilo– y hacemos un breve culto a Dios. Cantamos, leemos algo de la palabra del Señor y oramos. Luego nos saludamos todos deseándonos un feliz sábado, ¡y qué día de paz y edificación vamos a tener!, una conciencia tranquila, pues mostramos de ese modo, a través de la obediencia nuestro amor y lealtad a Jesús que tanto hizo por nosotros. El sábado es como un oasis en el desierto.
Bíblicamente, el día de reposo comienza a la puesta del sol
“Día de reposo será para vosotros, y ayunaréis, comenzando el día nueve del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo” Levíticos 23:32 (Nehemías 13:19).
Génesis 1 dice: “fue la tarde y la mañana el día primero”. Por la tarde se entiende la noche y por mañana el día. O sea que según la Biblia el día de 24 horas se compone de: la noche y del día. El sexto día, viernes, es llamado día de preparación. (Marcos 15:42). Se hace todos los preparativos necesarios para poder guardar el día sábado como Dios desea. Cuando el sol comienza a declinar y el día de la preparación, el viernes, se va terminando es señal que está por entrar el día de reposo, monumento conmemorativo de la creación.
Las amas de casa, también tienen derecho al descanso, por eso, es que ellas preparan todo desde el día viernes; la comida, el vestido etc. Así como Dios mandó que se hiciese: “Él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es sábado, el día de reposo consagrado a Jehová; lo que tengáis que cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobre, guardadlo para mañana” Éxodo 16:23.
Para que sea realmente un día de preparación, debe comprarse antes del sábado las cosas, que se necesitan, asear todo y ordenar el hogar, bañarse y cambiarse de ropa, también preparar la ropa que vamos a usar durante el día sábado. El Señor desea que guardemos su día santo de manera especial haciendo su voluntad y no la nuestra. Recordemos nuevamente este texto:
“Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas 'delicia', 'santo', 'glorioso de Jehová', y lo veneras, no andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová. Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de tu padre Jacob. La boca de Jehová lo ha hablado” Isaías 58:13-14
“Te deleitarás en Jehová”
Deleite significa: sentir placer en algo, estar conforme y feliz con algo, en este caso con Dios. El día de reposo es un medio para que el hombre sienta dentro de sí el gozo del cielo, la satisfacción cabal de la salvación que proporciona la cruz.
Hay un resultado maravillosos que se obtiene al deleitarse en Jehová: “Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Esto quiere decir que el santo sábado es un canal muy importante para que el hombre pueda recibir respuesta de Dios a las peticiones de su corazón.
Dios desea que no hagamos nuestra voluntad: negocios, trabajos diversos, diversiones, estudios académicos, etc. No efectuando viajes, a menos que sea en el servicio para Dios o para asistir al culto. No hablando de problemas, ni preocupaciones materiales. No leyendo los diarios, viendo u oyendo noticieros, pues todo esto quita nuestra paz y la sintonía con el cielo.
Que sea realmente un día “santo”, separado para Dios. Tampoco podemos hacer trabajar a otros en nuestro lugar (Éxodo 20:10).
CONTESTANDO OBJECIONES
• ¿Es lo mismo cualquier día?
Éxodo 20:11 “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”
“Hay camino que parece derecho al hombre, Pero su fin es camino de muerte” Proverbios 16:25
Dios reposó, bendijo y santificó un día determinado. Un hombre recién casado esperaba a su flamante esposa en el auto, abajo en la calle, para salir de viaje de bodas. Como demoraba mucho, la hizo llamar con alguien.
Aquí viven 7 hermanas –adujo la persona mandada– ¿a cuál le digo?
¿Sería lógico que el hombre dijera: –¡A cualquiera!? Por cierto que no.
Él se casó con una. Asimismo, Dios no santificó cualquier día, sino uno determinado.
• La mayoría de la gente guarda el domingo, ¿pueden estar tantos millones de personas equivocadas?
La Palabra del Señor responde: “Entrad por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; pero angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” Mateo 7:13-14.
Sí, muchos van por la puerta ancha, la que lleva a la perdición. Proverbios dice que hay camino que al hombre le parecen derechos, pero al final son caminos de muerte (Proverbios 16:25). No se trata de estar del lado de la mayoría ni de la minoría, sino del lado de Jesús. Si fuera que la mayoría tuviese razón, deberíamos adorar a Buda, o ser de alguna de las grandes religiones orientales. Actualmente millones de personas siguen y practican simplemente lo que le dijeron sus guías religiosos. Muchos guardan el domingo de buena fe, pero no hay un solo texto en la Biblia que autorice un cambio en el día de reposo.
• Mis padres y abuelos guardaron el domingo, ¡no quiero ser diferente!
Cuando infringimos en un mandamiento y lo hacemos por ignorancia Dios no nos toma en cuenta (Hechos. 17:30), pero cuando nuestros pasos son equivocados y orientados hacia lo malo con pleno conocimiento de lo que estamos haciendo, Dios no nos pasa por inocentes sino por culpables delante de él. “El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado” Santiago 4:17.
Una mujer fue a comprar tela a una tienda. Le cortaron 3 metros. Cuando llegó a la casa, midió la tela y comprobó que le faltaban 10 cm. Volvió a reclamar a la tienda. Le midieron la tela y daba justo. La mujer quedó muy avergonzada. En su hogar volvió a medir y comprobó nuevamente que faltaba. Se levantó y llevó la tela y su metro a la tienda. Cuando compararon en la tienda el metro de ella con la vara métrica del vendedor, comprobaron que esta no era exacta. El padre del comerciante le había comprado el negocio a un hombre que para enriquecerse rápido usó una medida falsa. El negociante había engañado a muchos clientes, sin saberlo, pero ¿podía ahora él continuar usando esa medida?
• ¿Qué actividades convienen hacer en sábado?
Muchas actividades especiales podemos hacer el sábado si amamos a Jesús. ¿A qué nos dedicaremos en su día? ¿Qué hacía Jesús?
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre y se levantó a leer” Lucas 4:16.
Jesús iba a la sinagoga, (iglesia), según su costumbre. Asistía a los servicios religiosos para adorar y oír la palabra de Dios.
Necesitamos fe. La fe viene por el oír la palabra de Dios, (Romanos 10:17). Los sábados por la mañana, debemos asistir a la Escuela Sabática. Es un sistema maravilloso, pues a través de preguntas y respuestas profundizamos ciertos temas, en todo el mundo a la vez. Luego hay una predicación, un mensaje que nos alimenta espiritualmente. Es importante participar de los cultos, pues no solamente aprendemos, sino adoramos a Dios, con cánticos y oraciones, con palabras de gratitud. ¡Es diferente y hermoso! ¡Trata de reunirte este próximo sábado! Escríbenos para indicarte dónde puedes ir. Los niños también tienen su escuela en muchos lugares. Los tiempos son cada vez más difíciles y ellos enfrentan pruebas y ataques a la fe y a los principios morales cada vez más fuertes. Necesitan mucho ese fundamento espiritual. Esto les puede ayudar mucho, ¿no te parece? Si alguna vez te toca estar solo en alguna parte y no hay lugar de reunión, haz tu meditación solo, el sábado por la mañana. Lleva siempre contigo tu folleto de lecciones de Escuela Sabática y estúdialo, pues es una guía valiosa para entender la Biblia. Luego puedes leer más del maravilloso mensaje de Dios. Podemos visitar a los enfermos y aliviar su dolor (Mateo 12:11-12). Hablar a otros de las Buenas Nuevas de la salvación.
¿CÓMO AMAMOS EN LA SEGUNDA DIMENSIÓN?
Los últimos seis mandamientos se refieren a nuestros semejantes, y cómo les expresamos nuestro amor.
El quinto mandamiento regula la relación entre padres e hijos (Efesios 6:1-4).
Si yo amo a mi prójimo, ¿podré matarlo?, ¿podré tomar las armas en una guerra y asesinar en masa?, ¿podré ser infiel a mi pareja? o ¿podré difamar a mi prójimo, robarle, mentirle, o codiciar lo que es suyo? (Romanos 13:9).
Cuando el amor es el fundamento de nuestra vida no será muy difícil guardar la Ley de Dios en estas dos dimensiones, porque su ley no es gravosa.
"Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano" 1 Juan 4:20-21.
"En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" 1 Juan 5:2-3.
Amor no es un sentimiento solamente, sino un principio de vida
Si tenemos amor genuino en nosotros, jamás podremos olvidar nuestra responsabilidad de ayudar y amar a nuestro prójimo. No disfrutaremos la paz de Dios sin sentir una vehemente necesidad de compartirla con el que sufre y el que llora por las amarguras de la vida. Nos veremos impelidos a llevarles el mensaje de salvación que cambió el rumbo de nuestra existencia.
¡Amar hace feliz!
Porque “más bienaventurada cosa es dar que recibir” Hechos 20:35.
El amor nos lleva a ser perdonadores, tolerantes, humildes, fieles y leales a Dios y a nuestros semejantes. (1 Corintios 13). El resultado de vivir en estas dos dimensiones cada día, obedeciendo a Dios en el cumplimiento de su ley, será la clave de nuestro éxito y de nuestra felicidad. (Deuteronomio. 28:1-2). Debemos preguntarnos: Cristo hizo todo por mí, ¿qué le daré yo? Démosle nuestro amor.