Guías de investigación bíblica
Tema 19

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PANORAMA DE UN MUNDO MEJOR

 

Para la mayoría de la gente, la vida se ha convertido en una pesadilla. Enfermedades que los atormentan, angustias que los consumen, la lucha interminable por el pan, incomprensiones en el hogar, desilusiones de quienes aman, trabajo esclavizado.

Para muchos la existencia se ha tornado una pesada carga. ¡Cuántos deseos no cumplidos! Se busca amistad y se recibe desprecio. Se desea salud y se sufre enfermedad. Se desearía una casa propia y cuesta alcanzarla. Se desea tener para siempre con uno a los seres amados que la muerte u otras circunstancias de la vida han arrebatado de nuestro lado.

El sueño de un mundo sin sufrimientos es el anhelo de toda persona, es la lucha de todo hombre, pero a veces parece que es imposible encontrar un vestigio de felicidad en este tiempo en el que vivimos.

No es el propósito de Dios dejarnos en este mundo de sufrimiento. Dios nos ha prometido un hogar sin sombras, sin lágrimas y sin aflicciones que angustien nuestra alma.

¿Cuándo lo recibiremos? La Biblia nos dice que en el momento de su venida, cuando él regrese en gloria para salvarnos, tendremos esa felicidad sin fin.

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino” Juan 14:1-3.

Sí, todos lo deseamos, un mundo nuevo como el que fue dado a nuestros primeros padres (Génesis 1:31). Allí todo era hermoso. Las plantas, las flores, la paz y la felicidad en el paraíso donde no existía el pecado. En ese lugar hermoso el hombre había recibido cuatro dones: la vida eterna, un carácter perfecto, un hogar maravilloso y el dominio sobre todo. El primer don que perdió el hombre cuando desobedeció a Dios, fue el dominio de sí mismo, quedando enclaustrado en sus pasiones corruptas y pecaminosas.

Las consecuencias que trajo el pecado hicieron que se perdieran estos dones y que existiera tanto sufrimiento. Debido a esta caída fatal el ser humano quedó desposeído de cualquier virtud posible que lo hiciera retornar a su antiguo estado de santidad y perfección. Pero Dios que es grande y compasivo, desde antes que el hombre fuese hecho ya había previsto en sus divinos propósitos un camino de escape y dio así una promesa al hombre que estaba perdido: “Y esta es la promesa que Él nos hizo: la vida eterna” 1 Juan 2:25.

Esta promesa es tuya y mediante Jesucristo seremos libres de la esclavitud del diablo. Él murió por ti y en el instante que lo reconozcas como tu Salvador serán hechas nuevas todas las cosas. Conocerás la verdadera felicidad y tendrás la certeza de la vida eterna que sólo Él te puede dar. Isaías 45:22 dice: “Miradme a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque Yo Soy Dios, y no existe ningún otro”.

 

¿CÓMO SERÁ EL CIELO Y LA TIERRA NUEVA?

Según lo que nos dice el relato bíblico hay tres cielos.

El primer cielo es la atmósfera terrestre, el aire.

El segundo cielo es el firmamento, el cielo estrellado, (Salmos 19:1).

El tercer cielo es el trono de Dios, (1 Reyes 8:30) donde está también el paraíso:

“Conozco a un hombre en Cristo que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo... Que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar” 2 Corintios 12:2, 4.

Existen lugares y cosas en esta tierra que nos impresión al admirarlas por su belleza. Por ejemplo, las imponentes cataratas del Niágara en Norteamérica, o las de Iguazú en Argentina, o en los cristalinos lagos del sur de ese país. Piensa en las majestuosas montañas suizas, los multicolores campos de tulipanes en Holanda, las bellas orquídeas y aves de los trópicos y las hermosas playas del caribe. Hay muchos lugares hermosos en este mundo, pero nada se iguala a lo que Dios tiene preparado para todos los que decidan creer en Él.

Pablo, el apóstol de Jesucristo hablando sobre esto mismo dijo: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman” 1 Corintios 2:9.

Hay oportunidades donde hemos expresado frases como: “Si no lo hubiera visto, no me lo hubiera imaginado” Si en este mundo que tiene aproximadamente 6.000 años de decadencia y degeneración por el pecado y que tiene la ingrata enfermedad de la muerte, aún existen perlas deslumbrantes ¿Cómo será esa belleza celestial, que ni ojo vio, ni oído oyó?

Es cierto que esas mansiones no las hemos visto y no hemos soñado con algo parecido, pero Dios nos dejó otro medio por el cual la podemos contemplarlas y es por medio de la fe, porque: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1.

Al contemplar por fe aquella patria celestial, los fieles cristianos de antaño confesaron con su testimonio y experiencia que no anhelaban nada de este mundo sino lo que Dios les había prometido: “En la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, creyéndolo y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria, pues si hubieran estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad” Hebreos 11:13-16.

 

¿QUÉ ASPECTO TENDRÁ LA TIERRA NUEVA?

“Se alegrarán el desierto y el sequedal; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, se alegrará y cantará con júbilo. La gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Todos verán la gloria del Eterno, la hermosura de nuestro Dios. Agua brotará en el desierto, y torrentes en el sequedal. El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manantiales. En la habitación de los chacales se guarecerán los rebaños, será lugar de cañas y juncos” Isaías 35:1-2, 6 s.p., 7.

En la tierra nueva que Dios nos ha prometido no existirán más los grandes desiertos ni los enormes océanos. Toda la tierra será un jardín maravilloso, inimaginable (Isaías 55:13). Flores más hermosas que las más bellas orquídeas (Apocalipsis 22:2). Frutas deliciosas que ningún ser humano ha probado aquí. Un verdor más puro e intenso que el verdor primaveral. Arroyos, ríos y lagos profundamente cristalinos. La armonía no solo se reflejará en la naturaleza sino también en sus habitantes, tanto en los hombres como en los animales, ¿qué pasará con os animales salvajes? “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca pacerá junto a la osa, sus crías se recostarán juntas; y el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho jugará sobre la cueva de la cobra; el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora” Isaías 11:6-9.

 

Habrá allí un gozo perpetuo, pues no habrá nada que lo pueda interrumpir

“No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” Isaías 35:9-10, lea Isaías 65:17-25.

 

¿Habrá sufrimiento, enfermedad o dolor? ¿Qué actividades realizaremos?

“No dirá el morador: Estoy enfermo…” Isaías 33:24. Los cojos, los ciegos, los sordos, paralíticos y mudos no existirán en el paraíso de Dios.

“Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad” Isaías 35:3-6.

Todos estarán divinamente facultados para realizar sus trabajos. Sí, se trabajará en la tierra nueva, pero no como ahora donde los hombres trabajan para otro, sino que cada cual trabajará para sí mismo. “Edificarán casas y morarán en ellas; plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite ni plantarán para que otro coma” Isaías 65:21-22.

 

La ciudad capital de ese paraíso tiene dimensiones perfectas y está construida con los más valiosos materiales que el ser humano jamás se haya imaginado

  • El Apocalipsis 21:1-5 y 10-12 lo registra así:
  • Mide 12.000 estadios de perímetro (vers. 16), o sea 2.200 km, 550 Km de cada lado y de altura también.
  • Es de oro puro, semejante al vidrio limpio, (vers. 18).
  • El muro de jaspe, tiene doce cimientos de piedras preciosas, (vers. 19-20).
  • Las 12 puertas son de gigantescas perlas, (vers. 21).
  • Allí no habrá noche, pues Cristo será su luz, (vers. 23).
  • Del trono sale un río resplandeciente y a su margen está el árbol de la vida (Apocalipsis 22:1-2).
  • Ahora vemos como por un espejo, el de la fe, pero en aquel día estaremos con Jesús para siempre, (vers. 3-4).

¡Qué hermoso! tendremos además momentos especiales designados por el mismo Dios para brindarle gloria, honra y alabanza, momentos de regocijo en donde el Señor se reunirá con su pueblo para compartir cara a cara. Todas las naciones vendrán y serán llenas del conocimiento de Dios como las aguas cubren el mar. Y para este momento especial el Señor de todas las cosas eligió un día especial: “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí... Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dice Jehová” Isaías 66:22-23. Sí, todos los sábados nos reuniremos por los siglos de los siglos para adorar al Señor en el gran templo de Dios.

 

¿Cómo sabemos que todo esto es verdad?

¡Tú puedes confiar en las promesas de Dios! Aquí no se trata de una fantasía ni de una ficción, sino de las promesas de un Dios de amor. Las 2.300 profecías que se cumplieron ante nuestros ojos, son la garantía de que Dios no miente. El sacrificio del Calvario, no tendría sentido si esto no fuera verdad pues se llevó a cabo para proveer la salvación eterna a todo hombre que acepte este regalo. La Biblia dice que cuando Cristo venga, seremos transformados a la inmortalidad: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; …y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. …entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? …Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” 1 Corintios 15:51-58.

 

¿CÓMO PODEMOS ASEGURARNOS UN LUGAR ALLÍ?

El pecado separó al hombre de Dios. Cuando esto aconteció el hombre quedó destituido de su gloria y muerto en sus delitos y pecados. Si queremos tener un lugar en el reino de Dios necesitamos recurrir al nexo que une a Dios con el hombre y que le vuelve a dar la vida que el pecado le arrebató. Jesucristo, es el único que te puede dar la salvación y la paz que tú necesitas: “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa” Hechos 16:31.

Decide ahora mismo aceptar a Jesucristo por fe como tu Salvador personal y Señor de tu vida. Una vez que has dado el paso principal de aceptar a Jesús en tu vida como Dueño y Señor, podrás estar seguro de esa salvación. Por los resultados de tal entrega, serás una persona diferente, conforme al corazón de Dios. Ahora no andarás según los dictados de tus impulsos, sino según los deseos del Espíritu Santo. En completa armonía con sus mandamientos. Jesús dijo “...si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” Mateo 19:17, estos mandamientos no son el precio que tienes que pagar por la salvación, al contrario, es el resultado de haber recibido plena y gratuitamente la vida eterna que Cristo pagó por ti.

 

Por el poder de Cristo podemos ser vencedores y heredar todas las cosas que el cielo promete

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” Apocalipsis 21:7.

¡Qué tristeza para aquellos que no podrán entrar allí! Muchos procurarán entrar y no podrán, ¿por qué?, porque el cielo que es un lugar puro y santo, los transgresores no entrarán allí, sino únicamente “…los que están inscriptos en el libro de la vida del Cordero” Apocalipsis 21:8, 27.

Si bien existe la palabra “hacer”, debe aclararse que esto no es la causa, sino el efecto de la salvación. Solamente los méritos de Cristo son la base de nuestra redención. Nuestra entrega y obediencia son la respuesta al amor de Dios, que lo hemos aceptado no solamente como Salvador sino también como Señor, o sea, dueño de nuestra vida.

 

El plan de redención incluye, no solamente la redención del hombre, sino también la del planeta (Romanos 8:20-22).

Satanás arrebató la soberanía de nuestro mundo y lo sujetó a esclavitud. Cristo será coronado Rey de reyes y Señor de señores, cuando el poder del diablo sea totalmente destruido. El pecado trastornó el medio ambiente en que fue colocado el hombre, pero Cristo es el restaurador de todas las cosas, tanto del ser, como del hogar en que fuera colocado.

Amigo, amiga, Cristo ya hizo su parte en el Calvario, ¡Ahora depende de ti! Las Sagradas Escrituras nos informan que Cristo nunca nos va a obligar, antes bien, espera una decisión que surja como resultado del libre uso de la voluntad humana, y nos dice: “Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra” Isaías 1:19-20.

Ahora es el tiempo de tomar decisiones y saltar a la roca de Salvación que es Cristo Jesús. ¡Amigo, acepta hoy la invitación de Dios! “… Despiértate, tú que duermes …y te alumbrará Cristo. Mirad …cómo andéis, …aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” Efesios 5:14-17.

 

Sí, los días son malos, la violencia, la enfermedad y el dolor que nos rodean nos hacen desear el cumplimiento de aquellas promesas de un mundo mejor, sin enfermedad, sin injusticias, sin incomprensión. Jesús murió por ti, pago el precio de nuestra redención y Él desea que tú seas salvo y darte un lugar allí, depende de ti si dejas que te salve.

 

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CUESTIONARIO DE REPASO · TEMA 19